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Breve biografia

Josefa Nelda Emma Palermo Benasso, como fue bautizada, había nacido en la ciudad de Salta el 19 de febrero de 1916. Hija de don Luis Palermo Latucchella, Italiano, de profesión farmacéutico y dueño de la farmacia Guemes, en la esquina de Mitre y Guemes, a dos cuadras de la catedral y de la plaza 9 de Julio. Hija de Emma Benasso, tucumana de nacimiento, pero en el seno de una familia italiana de pura cepa. Fue la mayor de cuatro hermanos: Nelly Adela, Francisco Ricardo Mauro, y Emma Nyta.

 

Nelda, como siempre la llamaron, nació en una Salta ceremoniosa, una Salta tradicionalista, una Salta aristocrática. Retoño de una familia de inmigrantes, nunca llegó a formar parte de la Salta de prosapia, aunque frecuentó y participó de veladas paquetas.

 

Siempre fue algo arisca, revoltosa. De joven quiso estudiar medicina en Buenos Aires; tamaña osadía para una niña del pueblo chico. Llamaron al médico de la familia para que la aconseje, y con el argumento de que si estudiase medicina tendría que ver hombres desnudos, batió todas las ansias y sepultó la osadía de la adolescente.

 

Adolescente, llenó álbumes de recortes de revistas, con las poesías románticas del momento. Siempre escribió, pero las grandes letras estaban reservadas en esos tiempos para los hombres; las mujeres podían hacer “cositas románticas”, pero nada más.

 

Estudió en la escuela Normal de la ciudad de Salta, que preparaba para el magisterio. Apenas recibida, con 18 o 20 años, comenzó a enseñar. La diferencia de edad con sus alumnas era poca; tanto es así que comentaba, ya al final de su vida, que muchas veces se encontraba con exalumnos cobrando la jubilación, y que muchas veces sus alumnas estaban más viejas que ella. Enseñó diversas asignaturas, siendo historia la que más le gustó enseñar, y hasta le dieron horas de educación física, para lo cual no estaba preparada. Así, siendo ya bastante mayor para estudiar una carrera tan física, consiguió que la enviaran a Buenos Aires, para estudiar el profesorado en Educación Física. Así, con cerca de 30 años arribó a Buenos Aires, con una dispensa especial de la Escuela de Educación Física, que por su edad no la habría aceptado. La esperaba su hermano, Pancho, que por ser varón le habían permitido salir de Salta para ir a estudiar medicina en la capital.

 

Se recibió de Profesora de Educación Física. Pero ya no volvió a su Salta a enseñar. Se quedó en Buenos Aires y trabajó enseñando en varias dependencias. Su trabajo con chicos con síndrome de Down fue importante.

 

En los años 50, soltera e independiente, hizo un viaje a Perú, a Machu Pichu. También hizo un viaje a Europa, en barco; lo hizo sola, y durante más de tres meses recorrió mucho de Europa.

 

Mamá siempre dijo que llegó tarde a todos los logros de su vida, pero que llegó a todos. Se recibió de profesora con más de 35 años; también su familia la formó tarde, con más de 40 años, y tuvo un hijo a los 43. Su primer libro a los 79. Pero hizo todo, no se privó de nada.

 

A Rodrigo Montero, su futuro marido, lo conoció superficialmente en Salta, cuando él llegó en los años 50 como director de Radio Salta. En ese momento estaba casado con su segunda esposa, Dora Somorrostro; aunque Rodrigo inmediatamente se integró al ambiente cultural, su condición de separado y casado en segundas nupcias, lo hacían poco apreciado en los ambientes de la sociedad de Salta. Rodrigo hizo grandes amigos en Salta; los más cercanos fueron Arturo Dávalos, Armando Caro Figueroa, y Gustavo Leguizamón, el Cuchi. Fue justamente el Cuchi, que se había casado con la hermana de Nelda, Emma, el que los reunió años después (en 1959), ya en Buenos Aires y estando Rodrigo soltero de nuevo.

 

Tras un breve noviazgo se casaron en diciembre de 1959. Por la condición de separado de Rodrigo, el casamiento se hizo vía México; se instalaron en un departamento de la calle Alsina, primera cuadra, cerquita nomás del Congreso Nacional. Breve tiempo después nací yo, Ricardo Ueso, en Buenos Aires. El matrimonio con Rodrigo duró casi 11 años. Vivieron la mayor parte del tiempo en el Tigre, en la casa materna de Rodrigo. La casa del Tigre era de Elsa, la siempre presente madre de Rodrigo, de avanzada edad y con lo que en ese momento se conocía como arterioesclerosis (y posiblemente ahora se la hubiese diagnosticado con Alzheimer). Con Rodrigo levantaron El Dorado, una confitería bailable en un balneario de la costa de Buenos Aires que apenas estaba creciendo: Santa Teresita. La confitería funcionó durante la década de 1960, y fue un hito cultural de la ciudad: en su escenario pasaron bandas de jazz y de folclore, artistas como el Cuchi Leguizamón, Manolo Juárez, el Mono Villegas, Leda Valladares, María Escudero.

 

Tras su separación, en 1971, se mudó de nuevo a Salta, donde vivían sus dos hermanas. Fue conmigo, que tenía 11 años; fue madre y padre, soportó mi adolescencia; siempre sola. Y cuando yo me mudé a Tucumán, a estudiar en la universidad, siguió sola, libre e independiente. Manejó su auto hasta el momento de su muerte, por que le daba la libertad que le era indispensable.

 

Murió en el año 2000, con 83 años de edad. La fecha no me acuerdo y no tiene importancia. La enterramos en tierra, como ella quería, en el cementerio de La Silleta, cerquita nomás de su finca. No hay lápida, no la visito, no la lloro en su tumba. Sigue viva en su finca, que construyó con esfuerzo; sigue viva en sus plantas, en mi memoria. No la recuerdo en la muerte, la recuerdo viva y pujante, y así quiero que siga.

Nelda y Nelly Palermo. Circa 1919. 

Emma Benasso (posiblemente embarazada de Pancho) y Luis Palermo, padres de Nelda. Circa 1922. 

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